Aunque ahora algunos políticos, incluso, los que se creen serlo, de un partido u otro, traten de pescar en rio revuelto, hay que recordar que los intentos por recuperar la invadida franja del sur al Faro a Colon, un hermoso cinturón verde en manos de Lavadores Informales de carros, fue el empeño del fallecido ex-alcalde Juan de los Santos y de Alfredo Martines quienes, sea por la razón que sea, no ejecutaron como debio ser temiendo siempre al coste político que tiene el hacer cumplir la ley.
Así mismo ambos fallaron en recuperar los alrededores de la Bomba de los Mina, hoy recuperada aun cuando intentos incluso de personeros de partidos aliados conspiran por no dar paz para que se arrabalice de nuevo esa céntrica zona de la ciudad.
Ahora, diputados y algunos políticos, incluso, del mismo partido que gobierna en lo local y nacional, se apresuran a dar lecciones de civismo en detrimento de la ciudad a la que han dejado arrabalizar sin que desde sus curules propongan soluciones viables tanto para los que han invadido esas zonas como para el mismo pulmón ecológico.
La verdad duele, siempre es cruda, provoca señalamientos de que quien escriba o diga la verdad sea arrinconado en el sesgo infantil del que se apoya a alguien sin embargo, la ciudad espera por el buen desempeño de sus hijos y que la clase política se comporte a la altura necesaria para hacer de santo Domingo Este un lugar vivible.
Apostemos a la mejor ciudad, a la ciudad organizada, donde sea la ley quien mande… ya para la polítiqueria barata habrá tiempo pues para la política real cada vez es más claro que muchos no alcanzan a ejercerla por la incapacidad de hacerlo y si bien Juancito y El Cañero fallaron en ejecutar y aun siendo cierto que el actual alcalde y su equipo debieron en ese momento apoyar estos esfuerzos, la apuesta está sobre la mesa porque Santo Domingo Este, somos todos.
Hoy son los lavaderos informales, mañana otros males que se han dejado desarrollar y florecer en una ciudad sin ley… lo único que se espera es que Santo Domingo Este posea un lugar de partida que represente el cambio de rumbo hacia la identidad y el desarrollo que los anteriores no pudieron completar con éxito.